Parte IV. ¿Importa la Creación Bíblica en el Mundo Real?
Lección 26 Grandes Dudas – Dónde Estamos, Hacia Dónde Vamos y Hacia Dónde Va el Universo
La Perspectiva Dominante: Una Mezcla de Naturalismo y Evolución.
La visión dominante en la mayoría de las sociedades es el naturalismo, que usualmente está mezclada con algo de religión y cultura. Como el naturalismo está desprovisto de valores y en una bancarrota moral, produce una posición incómoda. Es más aceptable cuando está mezclado con normas culturales y religión local que impongan algunas líneas morales, especialmente para la educación de los niños. El resultado neto, sin embargo, es un dios que no resulta significativo o de influencia alguna en la vida real, muy lejano del Dios de la creación bíblica.
¿Por qué, entonces, las personas no buscan al Dios de la Biblia –Aquel que lo creó todo? En las culturas actuales, se debe parcialmente a que la ciencia y la tecnología han sido asumidas como algo más fundamental que Dios. La respuesta de Dios sobre la situación es clara: los hombres aman la oscuridad (Juan 3:19). Rendirse ante la autoridad es duro. Mientras más listo, más rico, o más arrogante es el hombre, más duro le es rendirse a Dios (Mateo 11:25, 1 Corintios 1:26-29), el creador de la tierra y el universo.
Parte del choque se debe a la comprensión de los efectos de la creación bíblica en las grandes interrogantes –dónde estamos, hacia dónde vamos, y a dónde va el universo. Estas dudas, que se explican en numerosas partes de la Biblia, ilustran cuán única es la visión bíblica de la creación. No es popular, porque nos responsabiliza de lo que pasará.
Un Resumen de la Perspectiva Bíblica de la Creación.
El amor y el cuidado increíbles del Dios Eterno han provisto la visión bíblica para que veamos qué pasó en el principio. Sus lecciones, sin embargo, van más allá e involucran cómo vemos las cosas a nuestro alrededor y cómo nos vemos uno a otro. Su trabajo de creación tiene un propósito, apunta al bien, crea al hombre para la comunión con Él, y entonces declara que todo ello es “muy bueno.” No hay presentes muerte ni sufrimiento.
Con una plática sencilla a las primeras personas de la Biblia, Dios registra Su esfuerzo con respecto al hombre y cómo este eligió apartarse de Él. La elección del hombre de ser como Dios pero sin Él llevó a un dramático incremento de la maldad. Empeoró tanto que Dios destruyó el mundo por medio del Diluvio excepto por una familia. Después volvió a limitar al hombre en la Torre de Babel. Todo esto lo estudiamos en la Parte I. Dios continuó trabajando a través de Su pueblo elegido (pero igual de testarudo que los demás), Israel, mientras este continuaba fallando… y fallando…y fallando. Él soportó todo esto, pero la Biblia nos dice que desde el principio Él planeó un modo de que fuéramos rescatados de nuestra “oscura” condición (Juan 1:1-3). Como afirma Hebreos 1:3, Jesucristo es la imagen del Dios invisible. Vino a la tierra a través del linaje de un pueblo que se remontaba hasta Adán (Lucas 3:38). Escogió ser el Único Hombre Perfecto, pero también el Dios Perfecto. Fue muy sencillo al dar Su mensaje: vino a salvar. Ellos (“nosotros” en verdad) mataron Su cuerpo, pero se levantó de los muertos y, por tanto, confirmó y aseguró un medio de salvación para todas las naciones de todos los tiempos.
¿Qué más pudo haber hecho para rescatarnos de nuestra condición, caída desde el principio? A menos que quisiera crearnos como robots desde el principio, que no es el caso. Él permite a cada persona decidir si creer en Él o no. ¡Qué amor! ¡Qué paciencia! En el intermedio, Su creación habla de la obra de Sus manos, ya sea que miremos a los cielos o a la tierra. También tenemos la evidencia del Diluvio del Génesis a nuestro alrededor para recordarnos lo sucedido. El evento es tan obvio e importante que Jesús y algunos escritores más se refieren a él. El Diluvio del Génesis es un claro recordatorio de que Él habla en serio.
Con todo esto en mente, la perspectiva bíblica prepara el terreno y el contexto para las grandes dudas que analizaremos ahora.
Dónde Estamos.
La perspectiva bíblica de la creación deja clara nuestra condición pecadora, desde poco después de la creación. Adán y Eva querían ser como Dios e intentaron obtener esa semejanza en una forma que Dios había prohibido. Nada ha cambiado en el hombre desde entonces. Un poco después del diluvio del Génesis, Dios resumió nuevamente la condición del hombre (Génesis 8:21). Jesucristo repite lo mismo (Juan 3:19-20).
Las parábolas de los Evangelios, que examinaremos brevemente, ilustran la elección decisiva para las personas: creer en Dios o no. Nos acercamos a Dios o nos alejamos, hacia la luz o hacia la oscuridad (Juan 3:20-21). Aunque las personas y sus circunstancias pueden no parecernos claras, Dios las ve con claridad. Recuerda: Él es el Supervisor Perfecto; no miente; es justo y correcto en todos los sentidos. En nuestra condición actual, aunque el número de personas que han vivido hasta ahora nos parece grande, Él puede proveer para cada circunstancia de la historia de forma que cada uno de nosotros tenga una oportunidad en la vida de escoger si creemos o no. La gente continuará viviendo aunque viva pobremente por los efectos del pecado, pero dentro de su experiencia pueden tomar la decisión de buscar a Dios o no (Hechos 17:24-27).
Hacia Dónde Vamos
Algunas de las parábolas de Aquel que lo creó todo nos muestran que la situación no será eterna. Mira en Mateo 25:1-13. Ya has visto que la creación tiene un propósito y una dirección, pero también una consecuencia final. El Creador Jefe y Científico del universo llevará al universo con toda su complejidad y variedad hasta su fin en un tiempo determinado. Dios incluso señala las tendencias que llevarán a ese punto. Dice que una de ellas será la negación a creer en Él (Romanos 1:18-32), y que otra surgirá entre los que creen (2 Pedro 1:3-11). Ambos lados de la humanidad marcharán juntos hacia el fin, que estará marcado por el juicio de Dios y el regreso de Cristo.
Adónde va el Universo.
¿Qué nos dice Dios sobre el universo? Primero, el universo terminará en algún momento (Mateo 24:35-36, 28:18-20; Apocalipsis 21:1). Segundo, estaremos con Dios o no, en dependencia de si hemos creído en esta vida. Es el mismo problema que al principio: ¿creerá el hombre a Dios y vivirá, o no? Afecta el modo en que vivimos y morimos. La gran diferencia en el final es que la muerte en esta tierra para el creyente no es muerte, sino una entrada a la presencia del Dios en que ha creído (Juan 6:38-40).
Dios no es neutral sobre nuestras creencias: Sabe quién cree en Él y quién no; sus finales son diferentes (Apocalipsis 21:5-8). No hay nada oculto al respecto porque Dios lo deja claro en parábola (Mateo 25:1-13) tras parábola (Mateo 25:14-30). También lo aclara en otros libros del Nuevo Testamento (Gálatas 5:1-8) así como en el último libro (Apocalipsis 1:5-7, 21:5-8).
Cuando Él marque finalmente el tiempo en que llevará las cosas a su fin, el universo terminará definitivamente y ocurrirá un juicio. El universo comenzó con Su orden; terminará con Su orden. Fue juzgado una vez a través del agua cerca de 1656 años después de los seis días de creación debido a la maldad de los hombres; el juicio final ocurrirá por fuego y consumirá la tierra y los cielos. (2 Pedro 3:1-10).
Las afirmaciones sobre el final del universo causan por lo general una pregunta inmediata. ¿Cuándo ocurrirá? Donde la Escritura no pone una fecha, es mejor que el hombre no lo haga. Las advertencias que fueron escritas al respecto tienen unos 2000 años; aún son verdaderas y pertinentes. El problema real no es cuándo, sino cómo viviremos hasta entonces. Discutiremos esto en la lección 27. Las respuestas no son complicadas. Recuerda, Dios pretende que Su registro de la creación y el resto de Su Palabra sean claras para todos. Los que eligen creer a Dios tienen muchas cosas excitantes que hacer, y su modo de vida puede ser fructífero. También tienen una esperanza eterna; cuando mueran, estarán con Él (Hebreos 9:27-28).
¿Cómo sabemos que todo esto es cierto? El registro y la evidencia del Diluvio (mira las lecciones 11 y 12) es considerado un ejemplo principal en la Biblia. Revisa lo que dice Jesucristo en Lucas 17:26-30. Rehusarse a considerar la razón para el Diluvio y el registro de lo sucedido es un error crucial. Estas escrituras nos muestran la seriedad de la advertencia de la llegada del Señor al referirse al Diluvio, que no es un mito ni una broma. Es un recordatorio real de los eventos claves de la creación. Dios establece Su autoridad en el registro de la creación en Génesis, pero más aún en el evento del Diluvio. El registro visible del Diluvio es abundante, porque tenemos evidencia geológica a nivel mundial en la que apoyarnos: los nuevos continentes, la extensión de la roca sedimentaria torturada y depositada de forma súbita en la mayor parte de la tierra, la muerte violenta y el entierro de criaturas en múltiples capas de estratos, los enormes depósitos de carbón de la biomasa comprimida y enterrada, y las grandes configuraciones de la superficie que muestran el poder de las aguas en retroceso. El ruido de la teoría evolucionista –cambios uniformes a lo largo de billones de años– es ensordecedor, pero la evidencia geológica del suelo aún está ahí. Es difícil no verla, a menos que una persona sólo quiera considerar una perspectiva –la del desarrollo casual y accidental del universo.
Parte de la razón de este estudio es que tengas la oportunidad de entender por qué es sabio cambiar tus lentes. Puedes elegir ver el mundo a tu alrededor a través de la visión bíblica. La evidencia de una tierra y un sistema solar jóvenes hacen lo mismo (mira la Lección 25), recordarle a la gente que hay otra perspectiva plausible que está respaldada por la autoridad de Dios… si elegimos creerle. Volvemos al mismo punto: ¿creemos lo que Dios ha dicho? Contrario a lo que dice la opinión popular, hay científicos y especialistas que están excitados ante la idea de descubrir lo que Dios ha hecho, y que creen lo que Él dice. ¿Tú qué crees? Un montón de cosas serán afectadas por tu decisión. Tendrá consecuencias.